El extenso informe de nuestra edición del lunes que da cuenta de que unos 55.000 tucumanos se alimentan con ayuda estatal abre una serie de inquietudes acerca de la realidad de la provincia y de las perspectivas de futuro. Sobre todo porque, en medio de una crisis económica que se mantiene en medio de un vendaval de cambios en la administración del Estado la demanda de alimentos crece, según manifiestan referentes de organizaciones de ayuda comunitaria.
El informe ofrece un panorama sobre la situación de emergencia en que vive al menos un tercio de la población tucumana y sobre las distintas variantes de ayuda del Estado, tanto nacional como provincial. Según un estudio elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, un 35,5% de los niños y niñas en Argentina vivió algún grado de inseguridad alimentaria en 2024. “Cerca de la mitad de estos casos (16,5%) corresponde a situaciones severas, en las que se reconoce que los niños experimentaron episodios de hambre”, apuntaron en la institución perteneciente a la Universidad Católica Argentina (UCA). Y aunque en el Gobierno federal se destaca que se ha producido una disminución de la pobreza, estimada en el 31,7% para el primer trimestre de 2025, se mantiene una situación social crítica en los sectores vulnerables. “Cada día llega más gente, tanto a comedores como a merenderos. También a los albergues”, dijo Mery Anastacio, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos. El Gobierno tucumano se ha hecho cargo de las áreas de las que ya no se ocupa la administración federal. Entre el 1 de enero y el 30 de junio se destinaron más de $52.000 millones a “fortalecer la asistencia alimentaria en todo el territorio”, señala el documento. Uno de los datos críticos apunta a la denominada “pobreza estructural”, cuya base se estima en el 30%. Según detalló el ministro Federico Masso, el Poder Ejecutivo reforzó las partidas, se ha cambiado el menú que antes privilegiaba los carbohidratos por otro que incorpora proteínas en la dieta; se han fortalecido programas como el destinado a personas con celiaquía. remarcó que las distintas acciones implementadas en el Estado provincial -como la tarjeta Alimentar Independencia- se complementan con otros programas de la Nación. No obstante, en el caso de los grupos familiares que acceden en simultáneo a planes de ambas jurisdicciones, aunque logran superar la barrera de la indigencia, se mantienen en la línea de la pobreza.
Por detrás de esta realidad afligente sobrevienen inquietudes. “Que 550.000 tucumanos coman gracias al Estado muestra que hay un falla estructural. Es un debate de modelo: ¿qué país queremos construir?”, dijo el ministro, criticando las políticas que promueven el achicamiento del Estado. Pero la cuestión, que incluye ese debate, debe ir más allá, porque es notorio que la crisis lleva muchos años y eso implica examinar qué se ha hecho en el pasado y qué se va a hacer en el futuro. Hacen falta proyectos amplios con objetivos sobre desarrollo, trabajo y oportunidades y eso debe preocupar a toda la comunidad.